“La Leyenda de los 13 Panes”. Mirabel (Cáceres)
“Castillo de la Peña
del Acero”.
Mirabel (Cáceres)
“La Leyenda de los 13 Panes”.
Sobre esta fortaleza existe una leyenda que transcurre
durante la Reconquista y es la siguiente: en torno a 1.172,
cuando este castillo se hallaba en poder de los templarios
tras haber sido arrebatado a los moros, el ejército
almohade de Abú Yusuf, decidió por todos los medios,
sin importar el tiempo y sacrificio que costase,
recuperar la fortaleza. Es por ello que idearon un cerco
tenaz y estrecho que cortase el suministro de víveres
y provocase así la rendición incondicional de los sitiados.
Una vez establecido el cerco y pasados varios meses,
como era de esperar, en el interior del castillo
los víveres comenzaron a disminuir alarmantemente
y el espectro del hambre y de la epidemia se cernían
amenazantes sobre la fortaleza. Las esperanzas de
que llegaran apoyos se disipaban y a esto se
unían las actitudes cada vez más hostiles de
los sitiados, los motines se sucedían casi a diario
y cada vez arreciaban con más fuerza mientras
el Comendador Frey Lope de Zúñiga
se sentía impotente para controlar la situación.
En este escenario lleno de dificultades, cierto día
las cosas se volvieron más difíciles, si cabe, y es
que en el interior un grupo enfurecido exigió la
entrega inmediata de su ración de comida diaria.
Mirabel (Cáceres)
“La Leyenda de los 13 Panes”.
Sobre esta fortaleza existe una leyenda que transcurre
durante la Reconquista y es la siguiente: en torno a 1.172,
cuando este castillo se hallaba en poder de los templarios
tras haber sido arrebatado a los moros, el ejército
almohade de Abú Yusuf, decidió por todos los medios,
sin importar el tiempo y sacrificio que costase,
recuperar la fortaleza. Es por ello que idearon un cerco
tenaz y estrecho que cortase el suministro de víveres
y provocase así la rendición incondicional de los sitiados.
Una vez establecido el cerco y pasados varios meses,
como era de esperar, en el interior del castillo
los víveres comenzaron a disminuir alarmantemente
y el espectro del hambre y de la epidemia se cernían
amenazantes sobre la fortaleza. Las esperanzas de
que llegaran apoyos se disipaban y a esto se
unían las actitudes cada vez más hostiles de
los sitiados, los motines se sucedían casi a diario
y cada vez arreciaban con más fuerza mientras
el Comendador Frey Lope de Zúñiga
se sentía impotente para controlar la situación.
En este escenario lleno de dificultades, cierto día
las cosas se volvieron más difíciles, si cabe, y es
que en el interior un grupo enfurecido exigió la
entrega inmediata de su ración de comida diaria.
Pero solamente quedaban trece panes
¿Cómo dar de comer a todo el
castillo con trece panes?
El Comendador, incapaz de controlar la situación y
en un arrebato de ira o tal vez guiado por la
Providencia, arrojó todos los panes por la ventana
con tal fortuna que fueron a parar a los pies de
los soldados almohades, quienes al ver aquella
lluvia de panes y pensando que los sitiados tendrían
abundantes recursos dentro, ya que podrían estar
abasteciéndose a través de algún pasadizo secreto,
decidieron levantar el cerco y retirarse.
El Comendador, incapaz de controlar la situación y
en un arrebato de ira o tal vez guiado por la
Providencia, arrojó todos los panes por la ventana
con tal fortuna que fueron a parar a los pies de
los soldados almohades, quienes al ver aquella
lluvia de panes y pensando que los sitiados tendrían
abundantes recursos dentro, ya que podrían estar
abasteciéndose a través de algún pasadizo secreto,
decidieron levantar el cerco y retirarse.
Los cristianos al ver a
las tropas almohades replegarse
y asombrados tildaron aquel hecho como milagroso
y Lope de Zúñiga fue premiado por la Corona:
se le concedió llevar en su escudo las armas de
su triunfo: los trece panes arrojados al enemigo.
y asombrados tildaron aquel hecho como milagroso
y Lope de Zúñiga fue premiado por la Corona:
se le concedió llevar en su escudo las armas de
su triunfo: los trece panes arrojados al enemigo.
Cada año, en memoria de su
antepasado, los
Señores de Mirabel instituyeron una curiosa costumbre
y es que en el aniversario de este hecho, se concedía
a trece pobres de la villa trece panes y otros recursos
para cubrir sus necesidades más básicas.
Cuando el Señorío de Mirabel se transformó en
Marquesado, los señores Zúñiga y Sotomayor ampliaron
su obra de caridad al crear la “Institución del Pan”,
que estableció de forma vitalicia y con periodicidad
diaria la entrega de dos libras de pan a cada indigente.
Esto se practicó en Mirabel hasta el primer decenio del
siglo XX, en que se extinguió tan curiosa obra de caridad.
Señores de Mirabel instituyeron una curiosa costumbre
y es que en el aniversario de este hecho, se concedía
a trece pobres de la villa trece panes y otros recursos
para cubrir sus necesidades más básicas.
Cuando el Señorío de Mirabel se transformó en
Marquesado, los señores Zúñiga y Sotomayor ampliaron
su obra de caridad al crear la “Institución del Pan”,
que estableció de forma vitalicia y con periodicidad
diaria la entrega de dos libras de pan a cada indigente.
Esto se practicó en Mirabel hasta el primer decenio del
siglo XX, en que se extinguió tan curiosa obra de caridad.
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