Ruinas de la ciudad romana de Cáparra, Cáceres.
Ruinas de la ciudad romana de Cáparra, Cáceres.
Las primeras excavaciones del yacimiento se realizaron en 1929
en dos campañas durante las que se descubrieron los restos del llamado
templo de Júpiter, por la inscripción allí encontrada, y tres necrópolis.
También pudo delimitar la ciudad y realizar un primer plano de
la ciudad en el que localizó el arco, el templo de Júpiter, el anfiteatro,
el embalse y diversas viviendas.
Los trabajos arqueológicos no volvieron a realizarse hasta la década de
los años sesenta, centrándose en el anfiteatro y en los edificios cercanos al arco.
A partir de 1988, año en que los terrenos fueron adquiridos por la Diputación
de Cáceres, la Universidad de Extremadura realizó varias campañas de prospección.
Desde 2001, una nueva serie de excavaciones ha permitido conocer las
termas públicas frente al foro, un área doméstica, las tabernae, la
puerta sureste, de la que partía el cardus maximus, el anfiteatro y un
tramo de la vía romana en su trayecto urbano.
El decumanus maximus era la calle más importante de la ciudad
y la de mayor amplitud, con una calzada de casi cinco metros de
anchura, pavimentada con losas poligonales de granito y dotada
de un sistema de recogida de aguas.
A él daban fachada los principales edificios y las viviendas más lujosas.
Era, además, el centro de la vida comercial de Cáparra y en las plantas
bajas de los edificios se disponían un buen número de establecimientos
comerciales, tabernae, pequeñas tiendas que abastecían a los vecinos de
todo tipo de productos y que ocupaban pórticos de unos dos metros de
anchura separados de la calzada mediante un pequeño murete
sobre el que apoyaban columnas.
En las entradas a las viviendas el murete se interrumpía para
permitir el acceso. Después de la reconquista, no muy lejos del
tetrapylum se construyó un edificio regilioso de culto cristiano bajo
la advocación de la Virgen de la Bella Flor,
sin que pueda asegurarse en qué momento, ni en que punto de la
ciudad fue elevado, y si realmente lo que se hizo fue reaprovechar
las cimentaciones de algún edificio de la época romana.
Las ruinas se encuentran entre dos fincas, finca Montemoheda y dehesa
Casablanca, entre los términos de Oliva de Plasencia y Guijo de Granadilla.
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