Templo romano de Alcántara 'Cáceres'
'Templo romano de Alcántara'
El Templo romano de Alcántara, situado frente a la entrada meridional
del puente de Alcántara, Cáceres, Extremadura (España).
Junto con el templo romano de Vich, se trata de los dos únicos templos
romanos conservados prácticamente completos de toda España.
Todo el conjunto del puente, arco triunfal y templo están realizados
por el mismo arquitecto, Cayo Julio Lacer, que dedicó este último
a los
emperadores divinizados, concluyendo la obra en el año 103 d. C.
Tras la conquista de Cáceres en 1169 por Fernando II, fue convertido
en capilla de San Julián, lo cual ha sido el motivo de la excepcional
conservación del edificio. Fruto de esta reconversión fue la anexión
de una espadaña y de una calavera con tibias, hoy en día desaparecida
la primera y llevada a la parte posterior la segunda.
El templo se convertiría entonces en hito para marcar el camino
de peregrinación hacia Santiago de Compostela.
Su arquitecto fue enterrado en el templo, cuya
tumba aún se conserva en su interior
IMP.NERVAE.TRAIANO.CAESARI.AVG.GERM.DAC.SACRVM
Templum in rupe Tagi superis et Caesare plenum
ars ubi materia vincitur ipsa sua.
Quis quali dederit voto fortasse requiret
cura viatorum quos nova fama iuvat.
Ingentem vasta pontem qui mole peregit
sacra litaturo fecit honore Lacer.
Qui pontem fecit Lacer et nova templa dicavit,
illic se solvunt, hic sibi vota litant.
Pontem perpetui mansurum in saecula mundi
fecit divina nobilis arte Lacer.
Idem Romuleis templum cum Caesare divis
constituit felix utraque causa sacri.
C.Iulius Lacer H(oc)S(acellum)F(ecit) et dedicavit amico Curio Lacone Igaeditano
Hunc titulum procellis abrasum Philippus IV renovari, marmori denuo incidi Elisabeth II decrevit.
Traducción al español
Al Emperador Nerva, Trajano, César, Augusto, Germánico, Dácico, está consagrado
este templo, en la roca viva del Tajo, ocupado por la Divinidad y por el César,
artificio mediante el cual la Naturaleza se vence a sí misma.
Tal vez la curiosidad de los viajeros, a quienes la celebridad de lo nuevo les agrada,
indagará quién, y en virtud de qué voto, ofreció este templo.
El que construyó el gran puente de vasta fábrica fue Lácer,
para ofrecer con toda solemnidad los sacrificios.
El que hizo el puente, Lácer, también dedicó los nuevos templos:
en aquél se cumplen los votos, en éstos se les consagran las ofrendas.
El ilustre Lácer, con divino arte, hizo el puente
para que durase por los siglos en la perpetuidad del mundo.
Él mismo llevó a cabo felizmente el templo y el puente,
consagrados a los dioses romanos junto con César, una y otra obra.
Cayo Julio Lácer hizo esta capilla y la dedicó a su amigo Curio Lacón Igaeditano
(gentilicio de la localidad portuguesa de Idanha a Velha).
Este letrero, desgastado por el temporal, lo mandó renovar Felipe IV y
lo mandó grabar en mármol de nuevo Isabel II.
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